Por Chava Carrejo

Uno de los principales atributos que a me atrajeron hacia COPARMEX, es la solidez de sus principios y valores, que son la base del actuar de nuestro organismo, así como también de sus posicionamientos ante la opinión pública.

El eje central de nuestra filosofía es poner al centro a la persona, por lo que la sociedad no podría explicarse sin partir del individuo como poseedor de derechos inherentes por el simple hecho de ser.

A partir de aquí se despliega el ideario de COPARMEX que postula y defiende principios y valores: La Dignidad de la Persona, La Libertad, El Bien Común, La Democracia, entre otros; y el Modelo de Desarrollo Inclusivo que en su cuarta dimensión establece una educación de calidad, actualizada y accesible a todos como base permanente para el desarrollo humano, económico y social.

Quiero partir de este punto para explicar el firme posicionamiento que hemos hecho respecto a los libros de texto gratuitos.

La filosofía que está detrás de su diseño desplaza al individuo del centro y pone a “la comunidad” como origen y destino, no solo del proceso de enseñanza, sino de la forma de entender la realidad social.

Sin embargo, es justo a partir de este “sutil” cambio de enfoque, de donde surge la el problema, no solo de los nuevos libros, sino de lo que el Gobierno Federal ha llamado “La Nueva Escuela Mexicana”.

La nueva base filosófica de esta propuesta desprecia las libertades y derechos individuales, y los desplaza por “derechos y libertades colectivas”, piedra angular del colectivismo Marxista, que deriva en expresiones lamentables, alentando la lucha de clases, la división, el resentimiento social, e intentan desterrar de la niñez la búsqueda del éxito porque “no es inherente a la naturaleza humana” y es “un instrumento de dominación de los poderosos sobre los débiles”.

Las guías de los maestros vienen acompañadas de bibliografía de consulta, en la que se incluyen textos de Marx, entre otros viejos pensadores del comunismo. Lamentablemente esta grave amenaza de adoctrinamiento ideológico pasa desapercibida por la mayoría de los padres.

Hay otros elementos mucho más tangibles que nos ayudan a prevenir a las familias de lo dañinos que son estos cambios, empezando desde los simples errores ortográficos, gramaticales y conceptuales que dejan en evidencia la pésima calidad de los materiales.

También incorpora la narrativa presidencial “polarizante”, al hablar de chairos y fifís, y dar como hechos históricos, acontecimientos sin sustento jurídico, pero narrados de forma favorable a la 4T; por ejemplo, el mito fundacional de este régimen, es decir, el supuesto fraude electoral del 2006 en el que nunca se presentó una sola prueba en los tribunales, o alabar a Claudia Sheinbaum por hacer una disculpa pública por el derrumbe del Colegio Rébsamen, claro culpando “a los privados” sin hablar de los permisos de construcción otorgados vía corrupción. Todo esto confirma la intención del régimen de utilizar a los libros como vil instrumento para perpetuarse en el poder.

Nos corresponde alertar y activar a los padres de familia pues es un asunto que atenta contra nuestros derechos y libertades. Los niños tienen derecho a libros de calidad y libre de prejuicios e ideologías que le permitan acceder a mejores oportunidades.

Los padres de familia tienen derecho educar a sus hijos conforme sus creencias y valores. Los docentes, a una herramienta que facilite su trabajo, pero estos libros no cumplen ni garantizan estos derechos y libertades.

Por ello, respaldamos la decisión de la Gobernadora del Estado de evitar que se contagie a nuestros hijos con el virus del populismo autoritario desde las mimas aulas.